INDIANA

Hace unos días que fuí a ver la última aventura de Indiana Jones al cine...que os voy a decir...¡¡Harrison, amigo,...Cómo hemos cambiado¡¡ ...bueno.. Tú, gracias al maquillaje, al mago George Lucas y Steven Spielberg...casi pareces el mismo..

Al ver esa primera escena en la que se pone su famoso sombrero, vino a mi mente aquel día hace veintitantos años en el cine, mi primera cita a solas con ella y mis nervios que intentaban no tirar las palomitas sobre su lindo vestido.

Empecé viendo la película pero no habían transcurrido ni cinco minutos cuando a un suave movimiento de su cabeza, percibí el limpio aroma de su cabello....lo siento, Indy, pero ese fue un látigo más poderoso que el tuyo...quedé embriagado por tan angelical esencia .

Yo bendije al creador del sonido envolvente que hacía que ella se apretujara contra mi pecho en los momentos de máxima tensión...fue entonces cuando decidí pasarla el brazo por encima para ofrecerle cobijo.

Las butacas de entonces, tenían un hueco entre ellas bastante considerable. Eso y la presión de su cuerpo, hizo que a la media hora ese brazo estuviera totalmente dormido, como si una familia de hormigas hubieran acampado en él. La mano izquierda sostenía la bolsa de palomitas, por tanto, inútil también...¡¡ Dios Santo, no me puede estar pasándome esto a mí ¡¡ La chica más linda entre mis brazos y yo como una estatua....

Pero como en sus pelis, Indy vino a mi rescate...en un momento de la peli besa a la prota...y en ese mismo mágico instante, mi chica se vuelve hacia mí, libera mi brazo y me regala uno de esos besos que siempre recordamos...con sabor a palomitas y sal, con sabor a Gloria.

Indy...después de tantos años...las cosas no han cambiado tanto...Tú sigues burlándote de los malos y llevándote a la chica y yo sigo comiendo palomitas...pero ahora sin besos...así que mándame tu látigo para que pueda levantarme...aunque a veces...como me dijo una amiga..en el suelo no se está tan mal