La Imagen

Todo invitaba a que iba a ser una velada interesante...una cabaña de madera que al traspasar sus puertas nos invitaba a un cálido restaurante, con pocas mesas..de esos que ahora se conocen "con encanto".

La compañía de unos cuántos amigos, casi garantizaba las risas...solo faltaba la guinda...

Todo transcurría sin sobresaltos...hasta que apareció ella....completamente vestida de negro y con la botella de vino que habíamos elegido en la mano.

Se dirigió hacia mí y con una sonrisa, que debía mirarse con esos cristales con los que se pueden observar los eclipses de Sol para no quedar cegado, me invitó a probar el vino...

Sostenía la botella casi como si flotara en el aire, en sus delicados dedos parecía liviana, casi una pluma. Antes de asentir, aún tuve tiempo de pensar porqué me había elegido a mí para la cata....No era el de más fácil acceso desde su posición, ni presidia la mesa y por supuesto, no era el más atractivo de los que allí nos encontrabamos...

Vertió el dorado líquido sobre la copa, produciendo un sonido envolvente, casi hipnótico. Como había aprendido en un curso de cata de vinos al que acudí recientemente, aireé el dorado elixir y tras cerrar los ojos para concentrarme mejor, aspire suave y profundamente las fragancias que desde la superficie volaban hasta mi nariz

Pude notar el olor a fruta fresca, a dulzura...e imaginé un pradera con un gran árbol, bajo cuya sombra y sentada en una manta de cuadros estaba Ella...Y a su imagen me aferré con la esperanza de que al abrir los ojos apareciese sentada junto a mí.

Y bien?... dos palabras con las que uno de mis amigos me hizo bajar a La Tierra...

¡Perfecta¡- contesté (nótese que estamos hablando de vino) esa "a" del final me delata...¡¡Maldito subsconsciente...ya me la ha vuelto a jugar...¡¡ salí del atolladero como pude, no sin antes pagar cierto peaje de rubor en mis mejillas...

Su sonrisa me interrogó en cada uno de los platos que nos fue trayendo...pero si somos muchos...pregunte a otros por favor...que yo ya me he lucido

Nos despidieron con un.. esperamos verles pronto por aquí de nuevo..y nos fuimos.
Nadie sabía lo pronto que iba a ser...

20 km más tarde, en un Pub, al quitarme el abrigo me di cuenta que me había dejado la bufanda en la silla de aquel lugar...soportando las rechiflas sobre mi memoria de pez, acudí de nuevo a la cabaña...

Nada más entrar, ella salió a mi encuentro...la frase ingeniosa que se me ocurrió fue..¿Ve como no hemos tardado tanto en volver por aquí?..es que la cocina es maravillosa... eso ...y que me he dejado la bufanda...
Al entregármela, noté como uno de sus dedos me acarició por debajo, muy sutilmente...y la imagen de la mujer bajo el árbol vino de nuevo a mí...era la misma de antes y su rostro no era el de la atenta camarera...no había duda.

Me brindó otra de sus mejores sonrisas y yo a cambio otro de mis mejores rubores..
En el viaje de vuelta, solo, iba pensando que era lo que había ocurrido...en cualquier otro momento esa sonrisa hubiera capturado toda mi atención...pero ahora de pronto aparece otro rostro...que me sirve de brújula...brújula que me señala el Norte de tu mirada, que me hace viajar hacia nubes donde apoyo mi cabeza para soñar contigo, hacia praderas donde a tu lado comparto esa botella de vino...

Por favor, que nadie me despierte...