Al levantarme noté una sensación extraña...algo era diferente. Al pasar frente al espejo del baño ví un brillo especial, pero no le di importancia. Como cada mañana, abrí la ducha para que al meterme ya estuviera el agua caliente y me zambullí en esa densa bruma "londinense" matutina.
Y de repente mientras el agua resbalaba por mi piel...empecé a canturrear. Definitivamente algo estaba pasando... y ¿qué sensación tan extraña eran esas cosquillas en el estómago?
Frente a mi taza de Té verde y mientras daba vueltas con la cucharilla observando el remolino que forma el azúcar al disolverse, empecé a recordar...al principio en pequeños flashbacks, primero unos cautivadores ojos negros, luego unos labios embriagadores y al final su incomparable rostro...Había soñado con ella¡¡.
Como en todos los sueños, era algo confuso, pero tenía la certeza de haber charlado largo y tendido con ella. Es increible porque nunca he oído su voz, pero parecía melodiosa. Luego una carrera apresurada...el tren que se va...y finalmente una caricia y un beso prolongado.
Esta vez el despertador fue mi aliado y espero a que el tren se alejara para recordarme que estaba en el anden equivocado...en el de la realidad.
Cuando pasé de nuevo frente al espejo, observe que la sonrisa no se había borrado de mi cara y el brillo de los ojos eran dos lágrimas furtivas, posiblemente de la emoción o del convencimiento que tan idílico contacto no se repetirá más, a no ser que Morfeo lo permita. Ella jamás lo sabrá, que la estreché entre mis brazos y noté su piel y su aroma dentro de mi ser...pero ya se sabe ...que la vida es sueño y los sueños...sueños son...
Pero ese beso...no me lo quita nadie¡¡
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