Uno de los placeres de viajar al extranjero es la de intercambiar experiencias con otro tipo de cultura...zambullirse en su idioma, en su gastronomía...dejarse embriagar por desconocidos paisajes.
Con esa idea inicié mi viaje a Escocia, una de esas cuentas pendientes que tenía con mi cuaderno de bitácora...
Una lluvia pertinaz me recibió en el aeropuerto...era lo esperado....y así me fue acompañando en el primer paseo por Edinburgo. Mis pasos se encaminaron hacia la Oficina de Información de Turismo...allá por la majestuosa Princess Street.
Calado hasta los huesos, me dirigí hacia el mostrador y una educada mujer, en un correcto inglés, se ofreció a ayudarme....pero enseguida, me ofreció la posibilidad que me atendiera una compañera suya que hablaba la misma lengua que Cervantes...Le agradecí el detalle con lo mejor de mi spanglish y me dispuse a esperar...
De pronto, junto a ella, mujer de edad avanzada y de típico aspecto...digamos como la Sra. Roper,
aparece una mujer morena con una chapita en la solapa donde, aparte de su nombre, aparecía una banderita de España.
Le bastó arquear ligeramente las cejas y ofrecerme una sonrisa de esas que quedan grabadas como si hubiese mirado al mismísimo Sol, para descolocarme por completo.
Mientras me susurraba un "Hola, que desea" recién salido de esa fábrica de perlas que adornaban sus labios...tuve un momento de lucidez para percatarme de mi lamentable aspecto de gallina matada a escobazos y con un movimiento rápido me acomodé el pelo para que me diera un aspecto digno de esos dos negros luceros que me observaban.....maldita lluvia¡¡¡
Mi batería de preguntas era extensa y mi pretensión de recorrer medio país en tan pocos días era una dificultad añadida. Empecé a recorrer las Tierras Altas a través de su mirada y con su inigualable sonrisa como compañera de viaje. Quedé hechizado siguiendo los movimientos de su delicado dedo índice sobre el mapa Escocés. Su grácil danza de un lado a otro del mapa me hizo querer convertirme en papel para sentirse acariciado por tan suave piel. De vez en cuando levantaba la vista hacia su rostro y me enfrentaba con su cálida mirada que se encontraba con la mía....
y para evitar el rubor de mis mejillas volvía a dirigirla hacia el acariciado mapa.
El Tiempo pareció detenerse escuchando las historias que me contaba de cada uno de los pueblos que me recomendaba visitar. ¿Se acordará de todo?- me preguntó....
¡No lo dude, hasta de las veces que sus extensas pestañas han agitado el aire para traerme su adorable fragancia...¡¡
Evidentemente, esa no fue la respuesta que dí...Le aseguré que todo había quedado bien apuntado...ella pensaría que en una libreta y yo en el centro del corazón.
Me despedí agradeciéndola los más de 20 minutos que me dedicó y ella me regaló otra de sus sonrisas seguida de un "disfrute de su estancia "
Salí de nuevo a la calle y ni siquiera noté la lluvia que a raudales caía sobre mí...solo al llegar al Hotel y ver el charco que dejé mientras esperaba el ascensor, hizo que dedujera la cantidad de litros de agua vertidos sobre mi cabeza...así que al abrirse las puertas preferí no enfrentarme con la imagen que me lanzaba el cruel espejo... Un sonido de violines lo inundaba todo
Este viaje ya había merecido la pena....
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